«La Iglesia os quiere, sentiros parte de Ella» | Papa Francisco, a los cofrades

Nos ofrecieron lo que tenían y para nosotros ha sido más que suficiente

Queridos hermanos:

Las sagradas imágenes de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de la Trinidad Coronada han regresado a su capilla de la iglesia de San Pablo, coincidiendo con la reapertura del templo. Durante estos casi dos últimos meses, han estado expuestas al culto, de manera temporal, en la vecina parroquia de Santa María de la Amargura, debido a las obras en las cubiertas de su sede canónica. Han sido unas semanas muy enriquecedoras y reveladoras, en muchos sentidos, que forman ya parte de la historia de la corporación.

Mostramos nuestro sencillo, pero muy sincero agradecimiento a toda la comunidad parroquial de la Amargura, a sus presbíteros, Salvador Gil y Francisco Ruiz, a la hermandad de Zamarrilla y a los demás movimientos de tan pujante feligresía. Nos ofrecieron lo que tenían y para nosotros ha sido más que suficiente. En la Amargura nos hemos sentido queridos, valorados y respetados. Fuimos forasteros, y nos recibieron [Mc. 25, 35].

En un periodo de especial convulsión, debido a la crisis del coronavirus, y después del estado de alarma que nos obligó a permanecer confinados en casa para evitar su propagación, después de tanto tiempo estando tan lejos, la Amargura nos dio la posibilidad de una veneración segura, cercana y accesible a unas imágenes en un tiempo en que quizás, se hacían más necesarias que nunca para sus innumerables devotos, que no han dejado de peregrinar en masa, pero manteniendo todas las precauciones, desde el primer día, para orar, ya fuera de pie o con la facilidad de poder hacerlo sentados, cara a cara con Ellos, gozando de la dulzura del Señor [Salmo 26], en silencio y en la intimidad de un templo, cuyos muros, con seguridad, han quedado impregnados de blanco y malva para siempre.

Muchos han sido, a buen seguro, los agradecimientos, incontables las historias personales, miles las ofrendas de claveles e innumerables las plegarias, como foco espiritual, imán devocional y referencia de la religiosidad popular de la ciudad y de la diócesis, durante todo el tiempo de apertura del templo y sin interferir en las celebraciones litúrgicas.

Desde este sábado se vuelven a reproducir las escenas de siempre en San Pablo, restaurado santuario y sede canónica de la cofradía, al que acudirán cientos de fieles que, aferrados a una reja, seguirán evidenciando el extraordinario fervor que todo un pueblo profesa por su Señor y su Madre Coronada.

En la memoria y el corazón, la estancia en la Amargura quedará como una experiencia emocionada e imborrable, tanto en el plano personal como en el institucional, y seguiremos dando gracias a Dios por haberlo permitido y por la generosidad de una parroquia que dio acogida provisional a nuestros sagrados titulares, pero también a nosotros, a sus hijos y hermanos, haciéndonos sentir como en nuestra propia casa.

Sigamos conservando la esperanza. Amando y estando alegres siempre.

Un sentido abrazo.

 

Ignacio A. Castillo Ruiz

Hermano mayor

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Comunicación - Cofradía del Cautivo

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