Queridos hermanos:
Acaba una nueva Semana Santa, en la que el Señor ha vuelto a morir en la cruz por la salvación del género humano. Se ha hecho Cautivo para librarnos. El mismo Dios que, siéndolo todo, se hizo nada, para dárnoslo todo a los que no somos nada. Y el mismo que ha vencido a la muerte con su Resurrección, que es precisamente lo que da sentido a nuestra fe y creencia y a nuestro trabajo y vocación. Permitidme en este punto que comparta unas palabras y reflexiones con vosotros, pues siempre hay motivos para que un hermano mayor se dirija a quienes sirve a diario, y muy especialmente en este tiempo de Pascua, que os felicito.
En primer lugar, me gustaría daros las gracias por vuestro compromiso. Porque sin vosotros la cofradía en la calle, simple y llanamente, no podría ser. Por cumplir con nuestra función de transmitir el mensaje de los Evangelios a través de nuestra protestación pública de fe. Y por haber sabido adaptaros a las nuevas circunstancias de una Semana Santa en plena revolución y entender que estos cambios no solo son positivos para nuestra corporación hoy, sino sobre todo, lo serán mañana. Nuestra obligación es pensar en el futuro y en las generaciones venideras de cofrades que tendrán que tomar el relevo y mantener esta institución que nos supera y que custodia y cuida una devoción que nos trasciende. Y esos cofrades, en muchos casos, gracias al nuevo horario por el que tanto hemos luchado los últimos 15 años, han podido terminar su estación.
No era solo una cuestión de más o menos público en las aceras, como sabéis. Sino de encontrar una hora vespertina más adecuada para nuestra estación, más segura y que permitiera a la cofradía regresar como tal a nuestro barrio. Y humildemente considero que es un objetivo logrado pese a los múltiples inconvenientes registrados en el trazado común, la mayoría no achacables a la Agrupación de Cofradías, y que, por otra parte, estoy convencido de que encontrarán solución en próximas ediciones. Cumplimos además con las obligaciones que adquirimos con el resto de cofradías hermanas este Lunes Santo y eso es también motivo de satisfacción, porque nos colma de argumentos para mantenernos en una jornada que, con cosas por corregir y pulir, como es lógico, creo que ha sabido redefinirse en beneficio de todas.
En una Semana Santa que ha visto cómo la protesta y el pesimismo se ha instalado en muchos sectores, nosotros, como nazarenos trinitarios, hemos vuelto a llevar fe y esperanza a miles y miles de personas que ansían la presencia del Cautivo y la Trinidad. No nos hemos olvidado de Dios ni de lo que nos pide como cofrades. Y le hemos llevado, junto a su Madre, por infinidad de rincones, de calles y plazas, algunas inéditas, para seguir extendiendo nuestra devoción. Para compartir aclamaciones, pero también silencios. Para transportar las esencias trinitarias, pero también para romper estereotipos y sesgos.
Ahora os pido, os suplico, que no os olvidéis de Ellos aunque ya haya pasado el Lunes Santo. Que nuestro encierro no sea un “hasta el año que viene”. El Cautivo y la Trinidad nunca os abandonan, ya sea primavera, verano, otoño o invierno, por lo que no les devolváis esos desvelos con indiferencia. Que mantengáis vuestra fe encendida durante todo el año, y que en todo este tiempo seáis cofrades como forma de vida, con todo lo que ello significa, en vuestras casas, en vuestros trabajos, con vuestras familias y, por supuesto, también en vuestra hermandad, que tiene las puertas abiertas para que practiquéis vuestra devoción con la vivencia de los Sacramentos y con el resto de vuestros hermanos. Trabajando juntos. Conviviendo juntos. Compartiendo juntos. Resolviendo diferencias juntos. Acertando juntos. Equivocándonos juntos. Rezando juntos. Y perdonándonos juntos.
En una cofradía quedan siempre muchas cosas por hacer. Y en ello estamos. Y contamos con vosotros. Porque Dios está en todas partes, pero también en las personas que nos rodean. Súmate a esta aventura apasionante que significa trabajar por el Cautivo y la Trinidad y estar al servicio de nuestros hermanos. El 6 de abril de 2020 será de nuevo Lunes Santo y ya tenemos la mente puesta en esa fecha. Pero, del mismo modo, en otros muchos proyectos que esperamos, con la ayuda del Señor, que puedan hacerse realidad durante este año de mayordomía. Como siempre y únicamente, para mayor honor y gloria de Jesús Cautivo y de su Madre Coronada de la Trinidad.
Con mi agradecimiento, respeto y admiración, recibid un abrazo.
Ignacio A. Castillo Ruiz
Hermano mayor