Desde el pasado 9 de marzo de 2022, la revista Estandarte es ya una realidad de esta Cuaresma en la que las cofradías vuelven a su actividad habitual tras la pandemia. A las 20.00 horas, en el salón “Forum B” del hotel AC Málaga Palacio, era presentado el número 37 de esta publicación anual por el periodista y cofrade de la Pollinica José Luis Pérez Cerón.
La presentación fue conducida por el subdirector de la revista y vicesecretario de la cofradía José Francisco Cabello, que dio paso a Álvaro Cano, director de la publicación, y Mario Ortega, hermano mayor de la cofradía, que cerró el acto.
En este número, Estandarte incorpora más de 18 artículos además del Diario Trinitario, el In Memoriam, el calendario de cultos de la hermandad y una crónica fotográfica de los diferentes actos y cultos del curso cofrade 2021. En esta ocasión se ha contado con la colaboración de 13 redactores, todos ellos hermanos de la corporación o periodistas del panorama cofrade malagueño.
Un año más se ha apostado por la estética novedosa y minimalista que el diseñador gráfico Juanma Sánchez otorga a la revista desde su número 33 en el año 2018. En sus 120 páginas se incluyen fotografías de reconocidos fotógrafos como el propio Juanma Sánchez, autor de la portada, o Javier Díaz, autor de la contraportada.
La revista será distribuida a todos los hermanos y devotos que lo soliciten en la casa de hermandad.
A continuación, reproducimos las palabras de Álvaro Cano y José Luis Pérez Cerón.
Álvaro Cano, director de la revista:
“Buenas tardes a todos y gracias por asistir a este acto.
Quizás sea por mi corta edad, que cada vez que se me ofrece una oportunidad como esta me siento en la obligación de revindicar el papel necesario de los jóvenes en una cofradía.
Hace ya cuatro años comencé a colaborar con la revista Estandarte, algo que por aquel entonces se me quedaba muy grande. Yo era uno de esos chicos que se oponía a ese pensamiento tan común que hay en las cofradías de que los jóvenes deben permanecer entre las cuatro paredes de un salón de trono. Era, y soy, muy consciente de que la actividad de una hermandad iba más allá de la albacería. Tesorería, secretaría, archivo… Hay otros muchos departamentos de los que el día de mañana tendremos que responsabilizarnos y que nadie nos estaba enseñando porque “en las cofradías se empieza limpiando”.
Por eso, lejos de cumplir con ese estereotipo me quise adentrar en un terreno que me era tan desconocido como atractivo: la comunicación de una hermandad. Por fortuna, tuve la suerte de encontrarme con personas dispuestas a trabajar conmigo, pero sobre todo a enseñarme. Así, en el año 2018 me incluyeron en los trabajos de Estandarte, simplemente observando cómo se llevaba a cabo el proyecto. Más tarde, me dieron la oportunidad de escribir mi primer artículo y confiaron en mí para que no se escapara ninguna falta ortográfica, y en la pasada cuaresma me ofrecieron ser el presentador de la revista.
Lo que jamás habría esperado mientras me deslizaba entre las líneas del número 36 de Estandarte para escribir su presentación, es que un año más tarde la dirección de la revista caería sobre mí. Ante esta gran oportunidad y enorme reto, solo puedo estar agradecido. A los que hace cuatro años me tendieron la mano para trabajar con ellos y a los que ahora han confiado en mí para esta importante labor.
Y con esto, que puede que tenga poco o nada que ver con el acto, solo quería decir que contemos con nuestros jóvenes, apostemos por ellos y enseñémosles, porque más pronto que tarde todo eso tendrá su fruto, y aquí está la prueba.
Estandarte es el resultado de muchas manos que con fina letra han ido escribiendo esta publicación desde la primera hasta la última página. Manos como las de Raúl Arribas, coordinador de la revista que ha hecho grandes esfuerzos para que este número saliera adelante. Manos como las de Fran Cabello que siempre han estado dispuestas a teclear para escribir aquello que fuera necesario. Las manos de los redactores que han buscado un hueco en sus agendas para dibujar las líneas de los artículos que forman la revista, o de los fotógrafos que han cedido estampas irrepetibles para el deleite de nuestros ojos. Manos como las de Juanma Sánchez, el diseñador gráfico que desde hace cuatro años aporta esta imagen minimalista y contemporánea a la revista o las de las empresas y negocios que con su financiación hacen posible este proyecto. Manos como las vuestras que a partir de esta misma noche podrán acariciar el papel para sumergirse un año más en la realidad de nuestra cofradía, en el esfuerzo de las personas que de otra forma permanecería desconocido o en aquellas historias que de otra forma quedarían para siempre en el más absoluto silencio.
Estandarte es como bien se dice al inicio de la revista uno de los bienes más preciados que tiene esta cofradía. Es, lejos de redes sociales o páginas web, nuestra forma más directa de llegar al hermano. Con esta revista, un poco de la cofradía del Cautivo y la Trinidad llega hasta los hogares de nuestros hermanos y devotos. Por eso es fundamental, que aunque pueda parecer una publicación más, seamos conscientes de su importancia. Estandarte no son solo páginas impregnadas de tinta, es la realidad de esta entidad y que año tras año dibuja nuestra historia.
Éste número ha sido difícil. Quizás por la inexperiencia o quizás por las situaciones personales que nos ha tocado vivir durante su elaboración, pero lo importante es que, como harán la próxima Semana Santa Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad, Estandarte está en la calle una cuaresma más.
Podría seguir hablando de la revista, pero esa no es mi función sino la de José Luis, al que hoy me toca presentar. José Luis Pérez Cerón es uno de esos cofrades que merece la pena conocer. Y lo digo, porque aunque bien es cierto que ya se ha ganado su lugar en nuestra Semana Santa, es uno de esos cofrades que prefiere mantenerse alejado de los focos, como se diría en la jerga artística. Es uno de esos cofrades que pasa desapercibido, porque a pesar de tener en sus manos muchas responsabilidades, su principal objetivo es siempre que lo que salga a relucir sea el nombre de sus titulares y de su hermandad y no el suyo.
Esto quizás venga de formación profesional: hacer sin ser protagonista. José Luis es licenciado en periodismo por la Universidad de Málaga, lo que le llevó a ejercer durante varios años la profesión en el diario local Málaga Hoy y en la cadena COPE. Además, sus conocimientos periodísticos y su condición de experto universitario en protocolo y organización de eventos le llevaron a dirigir los gabinetes de comunicación de la Agrupación de Cofradías y del Carnaval de Málaga. Pero sin duda, uno de sus grandes logros fue su participación, y posterior dirección, en el portal cofrade malagueño latribuna.org.
Su profesionalidad, su actitud llana y humilde y su gran cariño por la Semana Santa le hicieron que muchas cofradías confiaran en él y en su don para escribir y hablar para que guiase actos como la presentación de los carteles de la juventud de la Piedad en el año 2017, el del año de la Misericordia de la Agrupación de Cofradías en 2016, el de la cofradía de la Pollinica en el año 2018 o el concierto del X aniversario de nuestra Banda Sinfónica Virgen de la Trinidad. Además, ha sido también pregonero de la juventud de la Crucifixión en el año 2021 y de la cofradía de la Piedad de este mismo año.
Aunque ahora permanezca más alejado de los medios y no escriba columnas semanales que nos hacían reflexionar a muchos cofrades, José Luis sigue transmitiendo sus conocimientos como profesor en la universidad laboral de Málaga tras haber cursado el máster de profesorado de educación secundaria. Pero si a algo le entrega su tiempo José Luis es a su querida cofradía de la Pollinica, en la que ocupa el cargo de vicesecretario y que este año vive una fecha muy especial por el 75 aniversario de su Virgen, María Santísima del Amparo. Sin más, te cedo la palabra compañero.”
José Luis Pérez Cerón, presentador de la revista:
Hermano mayor y junta de gobierno de la Real, Muy Ilustre y Venerable Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Cautivo, María Santísima de la Trinidad Coronada y el Glorioso Apóstol Santiago. Hermanos y devotos del Señor de Málaga. Señoras, señores, hermanos todos.
Les invito, antes de dirigir una palabra más, a detenerse. Aunque se parezca a la Cuaresma habitual, aunque parezca que hemos dejado atrás lo que estos dos últimos años hemos vivido, paren un momento, por favor. La vorágine de este tiempo nos impide apreciar los detalles porque, a los habituales preparativos de cultos y procesiones, hemos encadenado actos de todo tipo con los que hacer más interesante nuestra celebración, pero también corremos el riesgo de no poder contemplar la Verdad de Jesús que, dentro de un mes, estará de nuevo en su casa de hermandad tras visitar al barrio de la Trinidad en la mañana del Sábado de Pasión.
Por eso, les invito a parar por unos minutos. Intentemos dosificarlos en dos tiempos: en los que les pretendo robar ahora y en los que vendrán cuando lleguen a su casa con el ejemplar número 37 de la revista Estandarte que esta corporación nazarena del Lunes Santo pone en la calle desde hoy mismo, como diría Diana Navarro, “de Málaga para el mundo”.
Ponerse al frente de una publicación es enfrentarse a un mundo por descubrir, dejar que el placer de la lectura nos invada. En tiempos de la comunicación inmediata y audiovisual, la lectura en papel se convierte en enemigo de las prisas y este ejemplar lo hará desde el momento en que caiga en sus manos.
Y detenidos por un momento en este tiempo primero, les invito también a hacer un pequeño viaje desde la idea hasta la realidad. Poner en la calle una revista supone mucho más que repetir lo ya escrito, que sería el camino más fácil, o encargar a una gran empresa de comunicación su cometido para que sea perfecta, pero probablemente vacía. En las manos y en la mente de Álvaro Cano recae este primer cometido junto a Fran Cabello, Raúl Arribas y David Escaño. Después de la idea llega la organización de artículos, fotografías y publicidad. Con toda esa materia prima, Juanma Sánchez se ha encargado de diseñar una publicación acorde a unas líneas limpias, cuidadas e impactantes. Tan importante es el contenido como su soporte y a ellos, como simple cofrade, les agradezco que hayan sabido llevar a buen puerto este proyecto. Sé las muchas horas que hay detrás y lo imprescindible que es un equipo consolidado para convertir esta ilusión en realidad.
“Estandarte es la prueba de una cofradía viva”. Con estas palabras se introducirán en su lectura cuando acudan al editorial de la publicación. Y les confieso que, desde esas palabras, he ido encontrando en las páginas de la revista esa misma realidad contada por su gente, por quienes la viven en su día a día y en sus muchas y polifacéticas realidades.
Una cofradía precisa de un sentimiento de hermandad profundo. De un sentido de pertenencia. De un “crear lazos”, que diría Saint Exupéry en El principito. Un vínculo. ¿Y acaso la cofradía del Cautivo no los tiene? Podríamos pensar incluso que le sobran porque no hay día en el año en que la capilla de San Pablo no tenga sus letanías en forma de peticiones o acciones de gracias. Porque las imágenes de Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad superan los límites espaciales de la ciudad, la provincia, de Andalucía y de esta tierra. Esos sentimientos que en Estandarte aparecen van a volver a cruzar las lindes de un mundo que necesita más humanidad y menos fanatismo.
Gracias a las páginas de esta obra van a poder enternecerse. Van a encontrar la verdad y la realidad en sus dos vertientes: la de los hechos y la de los protagonistas. Porque la historia de este ejemplar se escribe con nombres propios que encontraron en los perfiles del Cautivo y la Trinidad una razón más de su fe.
De sus perfiles y su simbolismo bien sabe José Luis Puche, autor del cartel de la hermandad y de la peana que sostuvo al Señor de Málaga en la veneración de El Verbo Encarnado el pasado 2021. Sus explicaciones nos recuerdan que el arte existe en los pinceles y en las palabras. Como lo hace en la música gracias a los testimonios de mi admirado Álvaro López ‘Chipi’ y de Carina Cuenca, quienes desglosan lo que es vivir junto a las bandas de Jesús Cautivo y los quince años de la Trinidad Sinfónica.
Y si alguien sabe de hacer arte con palabras es Sergio Lanzas, a la postre pregonero de la hermandad en 2020, 2021 y 2022. Tres pregones y una única mente privilegiada que es capaz de hablar de lo divino y de lo humano sin que existan fronteras marcadas. Él mismo expresa en su tribuna de opinión sus sentimientos acerca de un reto cambiante y, en unos días, se hará por fin realidad su disertación serena y sentida. Nace de uno de los corazones más nobles que conozco en esta ciudad del paraíso.
De nombres propios y vivencias también nos viene a hablar Estandarte hoy. Los de los hermanos que recibieron el cíngulo de oro, Benjamín Pastor y David Escaño, así como Francisco José Cano, escudo de oro de la cofradía del Cautivo. Historias de las que gusta leer porque son personas que han dedicado su vida a trabajar por su hermandad. En sus pensamientos, sus invenciones y silencios. En la asunción de unas responsabilidades que cada día se aceptan menos porque pocos están dispuestos a tomar las riendas de un mundo gratuito y que nos roba tiempo, dinero y descanso. Tres hombres con sendas historias de devoción callada que, tras su primera recompensa, recogen los frutos desde la eternidad que les otorga el papel a sus vivencias.
Estas personas y tantas otras son las que componen una hermandad viva. Una hermandad que apuesta por su patrimonio material, pero también por el más necesario: el humano. El de una juventud que debe (insisto, debe) integrarse sin condiciones. Que no nos obliguen más a echar la puerta abajo porque muchos estamos ya cansados de trabajar por oportunidades que no llegan. Ese altavoz lo toma mi hermano pollinico Daniel Ruiz en este ejemplar. Y, a la imprescindible presencia del futuro, se une la noble labor caritativa en tiempos difíciles. La labor no ha cesado ni un solo día.
Y aunque la organización de las cofradías queda de manifiesto con estas líneas, llega el momento de revisar lo vivido en la calle. Desde la Misa del Alba que devolvió al corazón de la Trinidad la esperanza de encontrarse con sus devociones a las celebraciones en la casa hermandad por el pasado Lunes Santo. Estos testimonios gráficos y escritos de Juanma Sánchez y Fran Cabello se revelan contra quienes encontraron en esa muestra de devoción un escándalo por la cercanía entre las personas ante un virus inmisericorde. Los cofrades del Cautivo velaron por hacer posible que, durante la pasada Semana Santa, las medidas se cumpliesen escrupulosamente, aunque no ocupase los titulares de prensa.
Unos meses más tarde, como refleja la revista, el pueblo de Málaga se reencontró con sus devociones en la calle. Con nocturnidad, en una especie de estraperlo para evitar las aglomeraciones, pero ahí estuvo de nuevo el Señor de Málaga para ir hacia el primer templo y cambiar su altar por uno muy singular durante la celebración de El Verbo Encarnado. Y la ciudad, alejada de sus ritos, estuvo a la altura porque sus devociones son incuestionables. Aquí se recogen los testimonios de ambos traslados en los que el Rey de Reyes nunca caminó en soledad.
Todo ello lo completa el apartado que más me llamó la atención al hojear este ejemplar: el diario trinitario. Un arraigo profundo con su barrio y un sinfín de actividades que demuestran de nuevo que nos encontramos ante una cofradía viva, que no olvida a los que se fueron y que recibe con sus brazos abiertos a los que acaban de llegar. Que no cesa de moverse porque la solución a los tiempos de penumbra es siempre tener a la Luz para marcarnos el sendero de la vida.
Hoy esta revista toma el pulso a la ciudad de nuevo. Les invito a descubrirla, a apasionarse con ella y buscar esos detalles invisibles a los ojos que nos enternecen. Disfruten la lectura, deténganse en ella. Hagan posible que sigamos recibiendo este pequeño milagro que es el papel y una última petición: háganme el favor de dar las gracias por tanto conseguido al Padre Bueno.
Muchas gracias.”